Cuando estrené mi primera obra de teatro, en Barcelona, allá fue él a celebrarme ¡con un ramo de flores! Composición fotográfica de los Alterio inspirada en una obra de Norman Rockwell.La saga de los Alterio: Ernesto (de pie), Malena y el padre de ambos, Héctor, en la vivienda de este último en Madrid.Ernesto Alterio, durante el encuentro en casa de su padre.Malena Alterio, durante el encuentro en casa de su padre. A Malena le parece que él ha sido muy sabio, Ernesto asegura que “nunca nos ha invadido, nos deja que probemos”. Del 10 al 12 de mayo. Me decía: ‘¡Qué bien que estén haciendo esto y qué suerte han tenido!’. Todos fueron desinteresados, te prestaban dinero, te daban trabajo.

Ernesto: “Es que vas a Argentina y no eres de allí, y es que no eres de allí y tampoco eres de aquí”.

Son actores los tres, pero en sus palabras hay un semblante que se parece a la armonía de la casa.Y se hizo actor. Hice la prueba, fui, pero no me encontraba: mi infancia es de aquí con el recuerdo de mis padres allí”.

A veces me costaba pedirle consejo. Malena tenía ocho meses cuando llegó. Vino a España y se acogió al exilio Su llegada, la persecución de la dictadura militar, fue una tragedia compartida con miles de argentinos. “El dolor del exilio lo arrastraban ellos”. Por otro lado, yo siempre me he sentido muy responsable y muy exigente. Héctor no tiene su ego de actor a la vista; algunos de esos galardones evitan que las puertas se dejen vencer por el viento. Una actitud generosa de gente que no me conocía, que no sabía de mis posiciones. Al principio iba a ser pianista (Héc­tor dice que el hijo “toca muy bien el piano”); pero la madre tenía el Taller de Expresión Artística, “y allí pasamos nuestra infancia; se estudiaban artes plásticas, música, arte dramático, expresión”.

El padre cuajó una sobresaliente carrera de actor que continúa con 89 años. El gran Héctor Alterio, acompañado por Ana Labordeta y un gran reparto, llega al Principal de Zaragoza con esta farsa trágica centrada en la vejez.

Y seguí estudiando, metiéndome más y más.

Pero está habitada, suceden cosas, entran noticias, libros, contratos, llamadas de teléfono (fijo, de los antiguos), y hoy en concreto vienen, con su bullicio de novedades, los dos hijos del matrimonio Alterio: Malena, la menor; Ernesto, el mayor.

En conocido por sus actuaciones en Los lobos de Washington (1999), El otro lado de la cama (2002) y Perfectos Desconocidos (2017).

“Eso de cantar en napolitano”, recuerda Ernesto, “se le activó después de que lo operaran del corazón.

No podía hacer cualquier cosa porque iba siempre con un Alterio delante. Ahora, con el tiempo, con mi experiencia teatral y en el cine, me doy cuenta de que ha sido mejor ese apoyo, esa confianza, ese amor que nos ha transmitido, que directrices concretas de cómo hacer tu trabajo. Recuerdo que cuando —Siguieron en el trabajo y, afortunadamente, les fue y les va bien, son respetados en la profesión.

Pese a que entiendo que los padres estuvieran preocupados porque él conoce la inseguridad de este oficio tan inestable, desde el primer momento apostaron por ello y optaron por lo que nos hiciera felices.

Acerté en no obligarlos a que hicieran otra cosa.Está inquieto en los estrenos de los hijos, no tiene miedo de las críticas que reciben (“tampoco las tienen tan malas”); y lo que siente Malena cuando ve al padre salir al escenario “es como una bola en el estómago, solo quiero que le vaya bien, y si le sale bien me salgo hinchada como un pavo y me lo como a besos”.

Trabajó en teatro por algunos años con las compañías […]